Villancico: Los peces en el rió
Invocación y motivación
Hermanos y hermanas, avanzamos en este camino hacia la celebración del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, y hoy somos invitados a reflexionar sobre la parroquia como un espacio de comunión. Como peregrinos de la fe junto al pesebre, iniciemos con alegría.

Lema
La Parroquia, espacio de comunión, amor y reconciliación
Encuentro con la palabra de dios
De la Carta de San Pablo a los Filipenses 2, 2-4
Les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.
Palabra de Dios
R/ Te alabamos señor
Reflexión
San Pablo propone una experiencia de comunidad que vive la comunión. Esta comunión se realiza partiendo del corazón del ser humano. Y a este corazón de la persona humana, amada por Dios, es al que se le da la paz de Cristo. La parroquia es fundamentalmente una comunidad eucarística; es decir que tiene como celebración central la Eucaristía. La parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio, sino una asamblea convocada en la fe por el Espíritu. La Palabra de Dios y la experiencia de la Iglesia nos ayudan a comprender la parroquia en su ser y en su misión.
La parroquia es definida como comunidad eclesial, hace visible y operante la Iglesia en un nivel concreto. Por su naturaleza eclesial, a la parroquia se le aplican en su propio nivel, las características de la Iglesia universal. La parroquia se edifica en la medida que se convocan a los fieles en asamblea para celebrar la Eucaristía, porque es la que construye la Iglesia y también la comunidad parroquial: «La Eucaristía, crea la comunidad entre los seres humanos». Ella ha de estar al servicio del encuentro con Jesucristo vivo, de la conversión personal y comunitaria, de la comunión eclesial, de la solidaridad y de la misión, que son las prioridades evangelizadoras que nos propone en todos los niveles.
Pidamos al Señor que esta Navidad nos inserte en el dinamismo de una auténtica renovación pastoral, para que nuestras parroquias sean cada vez más auténticas «casas del Pan, nuevos belenes que ofrezcan la vida de Cristo en abundancia.
Continua con la oración a la virgen María
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